La exposición al sol es una agresión sobre la piel, que si bien deja un acabado dorado muy favorecedor, hay que tomarla con cuidado. ¿Deberíamos dejar de tomar el sol? No, pero el tiempo de exposición y el protector solar son tus mejores aliados.
Después de un día de sol es importante cuidar tu piel para que el bronceado dure más tiempo manteniendo una piel con un aspecto más saludable.
Lo primero que debemos hacer es retirar toda el agua de mar/piscina y el protector solar. Esto se puede realizar a través de una ducha con agua fría, lo que también ayudará a bajar la temperatura corporal que seguramente habrá aumentado unos grados debido a la exposición solar. Exfolia tu piel suavemente y utiliza un jabón humectante, jabones a base de ácido láctico o jabones de avena que son muy suaves para la piel.
Es importante aplicar una crema hidratante capaz de recuperar el agua perdida por la exposición solar y por factores como la piscina, el mar, el viento y la contaminación. El aloe vera es el mejor para que la piel no se descame.
Aplicar un aftersun es básico, preferiblemente en textura gel que contenga ácido ferúlico, que es reparador, y más si se aplica después de la exposición solar, así la piel se recuperará más rápido.
Recuerda beber mucha agua y permanecer en un ambiente fresco durante las próximas horas.
